Daniel Pardo's Blog

Un reguero de letras, por Daniel Pardo

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EXCLUSIVO: los guerrilleros son políticos

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Podrán decir que se trata del mismo discurso de siempre, pero yo nunca lo había oído. Tengo 27 años y, por mucho, llevo diez parándole bolas a las noticias. Siempre había visto a los guerrilleros hablando desde la selva y con la intermediación de los medios de comunicación. Siempre que oía o veía noticias sobre un guerrillero se referían a él como “terrorista”, “genocida”, “narcoterrorista”, “matón”, “asesino”.

Hoy conocí, realmente, el discurso de los guerrilleros. Iván Márquez, el vocero de las Farc, tuvo micrófono por primera vez en una década y lo aprovechó como nunca: dijo que el paramilitarismo está asociado con el Estado, que el pueblo debe jugar un papel en el proceso de paz, que el conflicto termina si acaba la injusticia social, que el Estado colombiano tiene complicidad con multinacionales que han explotado a la gente en el campo. Omitió las matanzas, las minas antipersona, el narcotráfico, los desaparecidos y las innumerables víctimas de su ejército. Sin embargo, por primera vez en diez años pude ver a la guerrilla como ésta quiere que yo la vea. Como políticos.

Caí en cuenta de que durante los últimos diez años el discurso de las Farc ha estado censurado de los medios de comunicación. Se reportan las matanzas, pero las ideas con las que el grupo guerrillero pretende legitimar sus prácticas violentas se omiten del periodismo. Hoy, en la rueda de prensa que el gobierno colombiano dio con las Farc, parece que lo volvieron a hacer: cuando empezaron las preguntas a los guerrilleros, varios medios cortaron la trasmisión.

En las negociaciones de paz están hablando dos partes que se consideran a sí mismas legítimas. Son partes, digamos, iguales. Que consideran a la otra ilegal y están negociando. Los medios van a tener que representarlas así –y nosotros oír los discursos de ambos– si es que queremos darles las condiciones a los guerrilleros para que se dejen las armas. Ahora que supuestamente se van a reintegrar a la sociedad, lo último que podemos hacer es excluir su discurso.

Después del fracaso del proceso de paz en el Caguán, los colombianos nos llenamos de odio y se volvió parte de la normalidad decirles “los asesinos de las Farc”. Fue la misma época, principios de siglo, en que se produjeron los ataque a las Torres Gemelas en Nueva York y el mundo se volcó, de la mano del presidente George Bush, en una guerra “contra el terror” cargada de un discurso fundamentalista y polarizador que dividió al mundo entre el “eje del mal” y la supuesta legalidad. Los efectos de esa guerra dogmática hoy son incuestionables en muchas partes del mundo, incluido nuestro país.

El presidente que Colombia eligió para contrarrestar el fiasco del Caguán, Álvaro Uribe, seguía de cerca ese discurso de Washington y lo aplicó en Colombia con las Farc, que con prácticas de lesa humanidad le dieron cada vez más argumentos a Uribe para reforzarlo. Con una exitosa política de seguridad y comunicaciones que le dio mucha popularidad, Uribe logró inyectar el lenguaje polarizador en los medios y la gente: los periodistas que entrevistaban a las Farc, como Romeo Langlois y Hollman Morris, se volvieron “cómplices” y los políticos de izquierda, como Carlos Gaviria, se convirtieron en “marxistas disfrazados”.

Medios por la paz fue una ONG que se creó después del Caguán para pensar la manera como se iba cubrir el conflicto y no se repitieran los errores del pasado. Las investigaciones de la organización demostraron que el conflicto en Colombia estaba siendo muy mal cubierto: era amarillista, oficialista, parcial al tratar a la guerrilla y a los gobiernos. Hicieron todo tipo de talleres y foros para entrenar a los periodistas y crear modelos para cubrir el conflicto. Se hicieron manuales de estilo, cursos, debates. Hoy Medios para la paz no existe y, según lo que vimos hoy, sus revelaciones no sirvieron de nada.

¿Cuál es, acaso, la necesidad de tratar a los guerrilleros como iguales al gobierno y no rotularlos con adjetivos como “terrorista”, “genocida” o “asesino” durante el proceso de paz? Hay varias respuestas. Originalmente, las Farc se crearon como un ejército rebelde e ilegal de una gente que se sentía excluida del Estado y del debate público. El proceso de paz busca que se reintegren a la sociedad y salgan de la ilegalidad. Para eso, hay que incluir su discurso en el debate público y político, así sus palabras suenen anacrónicas, mamertas y hasta chistosas. Los guerrilleros creen, y en parte tienen razón, que el establecimiento colombiano también es “terrorista”, “genocida” y “asesino”. Y, para citar un ejemplo, está la Masacre de Segovia, que acabó con un partido político, la Unión Patriótica, que se había armado después de un proceso de paz en el 84.

Tal vez odiemos el discurso de los guerrilleros. Pero es un discurso. Y, si queremos jugar a la democracia, vamos a tener que oírlo. Como dijo De la Calle hoy, “si las Farc quieren un cambio en el sistema tendrán que presentarse a elecciones y cambiarlo”. “La gente debe decidir a quién le cree más: a las Farc o al gobierno. Por eso los medios deben transmitir ambos puntos de vista”, dijo hoy el periodista y profesor Javier Darío Restrepo. Les tengo una chiva: los guerrilleros son políticos.

Publicado en Kien&Ke en octubre de 2012.

Foto: http://bit.ly/RKhOfA

Written by pardodaniel

octubre 18, 2012 at 9:11 am

Un día en la vida del bloguero Álvaro Uribe

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4:00 a. m. Álvaro Uribe abre lo ojos. Los gallos de la finca no han cantado aún en señal de amanecer. Y el ex, con sus ojos entreabiertos y lagañosos y todavía entre la cama, toma su Blackberry. Tiene tres llamadas perdidas, 68 correos nuevos, 16 mensajes de texto y 789 menciones en Twitter.*

4:02 a. m. El expresidente de Colombia oprime clear, y con ello borra y omite todos los insultos, columnas, denuncias y parodias. Se para. Orina. Medita. Tiende su cama.

4:12 a. m. El hombre que hace dos años no sabía contestar una llamada del celular se sienta al frente de su MacBook Pro y, con el iPad a un lado y el teléfono al otro, empieza el día junto a los periodistas, blogueros y políticos que inundan internet en la madrugada.

4:16 a. m. Lo primero que se encuentra es una entrevista que dio a CNN, objeto de su primer y más manso trino del día, un error.

No hay bloguero que se levante tarde. Uno de los picos de tráfico en internet es entre 6 y 8 de la mañana y a ese momento los blogueros tienen que llegar informados. El bloguero labura desde la casa y sin horario. Su trabajo es comentar, en tiempo real, las noticias y comentarios que se presentan durante el día.

6:36 a. m. En Caracol radio, el paramilitar Salvatore Mancuso se faja una faena de comentarios que vinculan a Uribe con paramilitares.

6:37 a. m. Obdulio llama al ex y le reporta la entrevista: le dice que es malintencionada, parcial, que Caracol trata al paraco de héroe.

Tal vez la única diferencia que tiene Uribe con el bloguero promedio es que para comentar las noticias, en vez de usar Google News, se entera de ellas por medio de las versiones acomodadas que le cuentan sus amigos.

7:12 a. m. Ya bañado, ya vestido, ya desayunado, el expresidente publica unvideoblog comentando la entrevista a Mancuso. Su tono va in crescendo. Dice que demandará al para. Critica al entrevistador, Darío Arizmendi, por ser un títere del poder. Denuncia que el periodista hizo lobby por el tercer canal. Publica el video y lo comparte, una y otra vez, a su millar de seguidores. Acto seguido, da entrevistas en cadenas regionales para reiterar su posición

Nadie vive de bloguear en Colombia. Por eso acá no hay blogs que publican bajo la coyuntura instantánea de cada notica, como dice la teoría. En ese orden de ideas, Álvaro Uribe es el único bloguero en todo el sentido de la palabra que hay en el país. Encima, y para envidia de cualquier bloguero, sus posts son retomados por los medios masivos.

8:00 a. m. Al ex le cuentan de una columna de Mauricio Vargas, una pluma cómplice, en la que califica al ex de “mezquino”.

8:51 a. m. Uribe, dolido, le responde.

Según los optimistas, los nuevos medios le dieron una herramienta a las voces marginales, pero omiten el hecho de que quienes tienen reconocimiento en el mundooffline tienen ventajas preestablecidas en el mundo online. Si bien Uribe usa las redes sociales como las voces marginales –a manera de promoción–, su ejemplo es un argumento para quienes critican la idea de que internet genera una redistribución del poder: según los pesimistas, internet es una nueva esfera a donde se trasladaron las viejas estructuras de poder.

12:30 p. m. Después de una agitada mañana en la blogosfera, Álvaro Uribe se sienta a almorzar con la comunidad en Corozal (Nota: la parodia tolera la teletransportación). Publica una foto donde revela que padece el mismo tic de Thom Yorke. Y el Blackberry sigue vibrando. La gente le habla: le piden que se coma el arroz. Uribe no se inmuta. Suda. Trina. Murmura. La calma de la madrugada es cosa de antaño.

12:45 p. m. El ex se para de la mesa sin haber almorzado por estar trinando y hace pensar en el típico debate de blogueros: el de si es de mal gusto o no trinar sobre la mesa.

Todo bloguero comparte detalles sobre su intimidad. Uribe, aunque también se trata de una estrategia populista de comunicación, no es la excepción.

2:00 p. m. Uribe dará una entrevista. Pero hay un problema: Juan Manuel Santos está trinando sobre terrorismo. Uribe pide que no lo lean, “porque me irrito”. Pero no se aguanta y le responde: habla de tristeza, de manipulación, de traición, de vanidad. Se para. Camina. Murmura. Trina. 

¿Por qué un arriero de ganado se tuvo que volver un geek? Porque el ex se convirtió en el más férreo opositor del presidente Santos. Al no haber oposición en el Congreso, ésta se tuvo que volcar a los medios. Uribe piensa que el gobierno es un régimen tiránico y oligárquico y, siguiendo la teoría del Perro guardián que vigila al Estado, cree que su labor es hacerle veeduría al mejor estilo de los periodistas de Watergate. Uribe tuvo que volverse bloguero para que lo oyeran. Y en eso ha tenido éxito.

11:50 p. m. El expresidente de Colombia no se puede dormir. Cada vez que lo intenta, se le ocurre un nuevo trino. Prende la luz. Tiene la mente ofuscada. Las palabras van y vienen. Interrumpe sus oraciones. Vuelve y trata de dormirse y vuelve y prende la luz. Trina. Un error.

12:00 a. m. El bloguero al fin se logra dormir, con el celular bajo la almohada. Está cansado: es humano. Trinó al caminar, desde el inodoro, mientras le hablaban. Publicó dos o tres posts en su página. Y grabó un video. Mientras Uribe duerme, la curva de histeria en Twitter se cae. Pero no es por mucho tiempo.

*Aunque suposiciones, los datos en este texto perfectamente podrían ser reales.

Publicado en Kien&Ke en mayo de 2012.

Written by pardodaniel

junio 9, 2012 at 6:23 am